2024
VII Bienal de Artes Plásticas y Visuales, FUGA
Bogotá, Colombia
Mordiendo Polvo
“Así, el polvo, en sí mismo informe y sin bordes, puede tanto disolver la forma como revelarla (...)”
“El polvo es la propia ‘cosa’ en sí, literalmente, la única cosa que importa: el testimonio de la ‘circularidad’, la imposibilidad de que las cosas desaparezcan, se vayan o se hayan ido.”
Gonzalo García presenta fragmentos de una memoria gráfica de candidaturas gubernamentales colombianas en diálogo con otros residuos de lo que pensamos deleznable (aunque los criterios puedan ser intercambiables). Lo hace a partir de eso que normalmente se acumula en cualquier lugar, pero que los protocolos de conservación eliminan sistemáticamente de todo archivo adecuadamente higienizado y bien dispuesto: partículas microscópicas que sobrevuelan, se posan y acumulan sin tregua sobre toda la realidad, pero que vienen de la descomposición de esa misma realidad.
Los residuos orgánicos e inorgánicos que llamamos polvo son el tiempo mismo en proceso de solidificación: se produce con la erosión de las montañas y demás minerales por acción del agua y el viento, de células de piel y demás tejidos muertos, pólen y esporas que, en millones de años, se sedimentan para crear las capas estratigraficas recientes con el resiclaje de las anteriores; por lo que añaden componentes de su tiempo en curso. Es así que algunos científicos buscan que las huellas pulverizadas de metales, químicos artificiales, textiles sintéticos, y hasta que las nubes radioactivas de bombas de uranio o plutonio que caen desde la estratosfera luego de las detonaciones de ensayo (y de debut) o los nanoplásticos, que ahora hacen parte del aire, se conviertan oficialmente en la delgada capa que señale nuestro auge y declive civilizatorio: como versión humana de esa otra laja arcillosa de iridio que es hoy la más nítida huella del fin del cretásico.
Cuando uno habla de carteles políticos corroidos (y acaso desgarrados, en de-collage) no se sabe si se refiere a los que solían ocupar fugazmente los muros urbanos en campaña o de esos otros carteles que han horadado nuestra sociedad con mayor impacto desde el ejercicio de sus funciones: del narcotráfico, de la toga, de las basuras… Unos y otros son solo marginalmente resguardados en bibliotecas: quedan en su mayoría como recuerdos de familia o en sedes de partido, pero principalmente se fijan débilmente en la memoria colectiva de imágenes y lemas que en algún momento hicieron promesas al futuro.
Fuera del archivo de documentos formales, el artista ha recogido del entorno de este inmueble residuos continuos de la calle y del interior, incrementados por los escombros triturados que facilitaron sus remodelaciones recientes para, en lugar de desplegar un análisis de laboratorio de estas sustancias (como se había propuesto inicialmente), desplegar mejor el proceso de producción de sus propios pigmentos, los cuales comparte aquí en versiones artesanales impulsadas por una ingeniosa mercadotecnia en sus nombres. Ese es el polvo que se fija en sus imágenes con un proceso químico de fotografía experimental, hecho de emulsión fotosensible y de estos insumos (o detritus), registrando el trasegar de una política que es nuestro pasado reciente y además presente en constante demolición.
Emilio Tarazona, curador
Mordiendo Polvo - VII Bienal de Artes Plásticas y Visuales FUGA

















